Lo primero que todo el mundo debería saber es que el Río estará ahí por siempre. La manera como lo aprovechemos y gestionemos es realmente lo que cambiará el futuro de los pobladores, visitantes, animales, vegetación y empresas que dependen de su uso.
El Río Magdalena tiene unos 500 afluentes y 5.000 arroyos, en los cuales se debería concentrar las soluciones de ingeniería ecológica. Es más, soluciones enfocadas al mejoramiento de las rondas de río debería ser un tema recurrente en las mesas de trabajo de los diferentes municipios.
Para mejorar la calidad del agua y tener una cantidad que no afecte las poblaciones ribereñas en épocas de estiaje como en altas precipitaciones se debería tener una serie de estrategias de bajo costo para todos los pobladores que no tienen un sistema de alcantarillado central.
En primer lugar los territorios dominados por agricultura podrían tener una mejor irrigación (mayor frecuencia, menos costos, menores desechos tóxicos, etc).
En segundo lugar los habitantes podrían mejorar su calidad de vida por medio de un manejo más cercano, desde contemplativo hasta por mejorar sus ingresos a raíz de varios mecanismos (ej: PSE, turismo, menos costos de electricidad, etc)
El medio ambiente, medido entre otros por el caudal ambiental, la salud de los diferentes ecosistemas y la regulación hídrica de la macro-cuenca y micro-cuencas.